Un día como hoy: “No te des por vencido, ni aun vencido”

Efemérides

LA VIDA DE PEDRO BONIFACIO PALACIOS

Un día como hoy – 27/02/2021

Un 28 de febrero de 1917 moría Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte), poeta y maestro argentino.

Nacido en 1854 en San Justo, en la provincia de Buenos Aires, en una familia humilde, siendo muy chico su madre muere, y es abandonado por su padre, por lo que es criado por sus parientes, que acompañaron en todo momento sus inclinaciones artísticas.

Poeta y preceptor, sintió vocación por la enseñanza y, aunque no tenía título oficial, comenzó a ejercer el magisterio en varias escuelas. En ese entonces, también alcanzó notoriedad como periodista polémico y apasionado. Por no poseer título habilitante debió dejar la docencia, hecho que lo llevó a la depresión.

Logró un empleo en la Cámara de Diputados de Buenos Aires, para luego ser bibliotecario y traductor de la Dirección General de Estadística. En 1894 retoma su actividad docente, pero nuevamente es retirado por cuestiones políticas dos años más tarde, debido al tono de sus poemas y escritos.

Reacio a aceptar cargos políticos por sus duras críticas a quienes vivían a expensas de los impuestos de la gente, el Congreso le otorgó una pensión vitalicia para que se pudiera dedicar de lleno a su actividad como poeta.

Sin embargo, no pudo gozar de ella; el 28 de febrero de 1917 falleció en La Plata, a los 62 años, sumido en una extrema pobreza. Entre las obras que publicó con su seudónimo, se encuentran Lamentaciones, Evangélicas, El misionero, Trémolo, Cantar de los cantares y La sombra de la patria.

(FUENTE: INFOBAE)

 

En MENSUARIO INFO HD compartimos uno de sus poemas más conocidos:

 

Piu Avanti

No te des por vencido, ni aun vencido,

no te sientas esclavo, ni aun esclavo;

trémulo de pavor, piénsate bravo,

y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido

que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;

no la cobarde intrepidez del pavo

que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;

o como Lucifer, que nunca reza;

o como el robledal, cuya grandeza

necesita del agua y no la implora…

¡Que muerda y vocifere vengadora,

ya rodando en el polvo, tu cabeza!

 

Almafuerte

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